5
(17)

Vivimos rodeados de aplicaciones y dispositivos cada vez más sofisticados, pero los invito a ponerse una mano sobre el corazón para responder la siguiente pregunta. ¿Quién de nosotros utiliza el 100% de las opciones que esos productos —ya sean físicos o digitales— ofrecen?

Eso nos conduce a una nueva pregunta: ¿cuántas de esas opciones usamos de manera recurrente en nuestro día a día, y por qué son ellas las elegidas? En base a mi experiencia, estoy convencido de que la respuesta es que usamos aquellas que le aportan mayor valor a nuestra existencia en relación con el tiempo que requiere aprender a utilizarlas.

En otras palabras, buscamos que todo lo que adquirimos, y de lo que hacemos uso, simplifique nuestras vidas. Y, además, que aprender a usar esas herramientas sea también una tarea simple, hasta el punto de que no lo consideremos un aprendizaje consciente (que siempre requiere un grado de esfuerzo), sino un proceso intuitivo que no nos demande una gran inversión de tiempo.

Esa situación se puede trasladar al marketing online, y es bien conocida por aquellos profesionales que se dedican al área de UX o experiencia de usuario, que buscan eliminar los elementos que pueden causar fricciones en el user journey. Y, mucho antes de que la UX fuera denominada como tal, existían escuelas de diseño como la Bauhaus que pretendían lograr una sinergia entre funcionalidad e imagen visual, donde cada componente de una estructura tenía una razón de ser y nada era superfluo.

Es una cuestión mucho más profunda que un tema meramente estético: tiene que ver con la administración de nuestra energía; que (como todos sabemos y comprobamos a diario) es un recurso limitado. Para decirlo de una manera —justamente— simple: la vida, de por sí, es compleja. Y, en todo lo que esté a nuestro alcance elegir, lo más probable es que nos inclinemos hacia aquellas opciones que se destaquen por hacer nuestra vida un poco más simple.

Quienes han leído otros textos de este blog saben que soy un defensor de evaluar con mucho cuidado si realmente es una buena idea incorporar cada novedad del mercado a tu negocio. Y eso también aplica a todo lo que conforma tu presencia digital, como tu sitio web, tus aplicaciones o tu tienda de ecommerce.

Por otra parte, es necesario evaluar periódicamente si tu presencia online evoluciona al ritmo de lo que demanda tu público objetivo. Recordá que, en el fondo, al interactuar con un negocio, más allá de efectuar una transacción comercial, buscamos que nos conozcan, que entiendan nuestras preferencias y nos traten de acuerdo con ellas; en resumen, una vez más, que nos simplifiquen la vida.

No obstante, soy muy consciente de que ofrecerles esa experiencia de simplicidad a usuarios, consumidores y potenciales clientes es una de las tareas más complejas dentro del marketing. Se requiere de un profesional con muchos conocimientos y experiencia acerca de lo que hace para depurar todo lo prescindible y proponer a sus clientes que implementen aquello realmente valioso; es decir, lo esencial.

En El Principito; Antoine de Saint-Exupéry nos recordó que lo esencial es invisible a los ojos. Parafraseando esa famosa expresión, yo opino que, en el mundo del marketing y el diseño online, lo esencial sí debe ser visible a los ojos del usuario; pero debe serlo de una manera amigable, armónica y atractiva, y debe además cumplir una función que justifique esa visibilidad.

Por lo tanto, te sugiero dos cosas:

  1. que tengas muy definido qué deseás comunicar a través de tu presencia online; y
  2. que examines con total objetividad cada componente que la integra.

La ecuación es simple: si no suma, resta; porque, en el universo digital, «más es más» es una premisa que no suele conducir a conclusiones satisfactorias. Por su parte, si bien «menos es más» parecería ser el camino alternativo, creo que la opción ideal es «menos, pero mejor», un concepto acuñado (o al menos popularizado) por el diseñador industrial Dieter Rams.

El buen marketing, siempre, te va a ayudar a identificar y depurar tu presencia online para que tu propuesta de valor sea clara y no se pierda entre información intrascendente que no les aporta valor ni a tus clientes ni a tu empresa. Como siempre, desde aquí estamos a tu disposición si tenés alguna duda o comentario sobre este tema o si necesitás ayuda para encarar ese complejo proceso de encontrar —y saber comunicar— la esencia de tu negocio.

¿Qué te pareció el artículo?

¡Queremos saber tu opinión!

Ayudanos a mejorar

¿Cómo podemos mejorar este artículo?

Pin It on Pinterest