Si una start-up tiene la posibilidad de desplegar el potencial de su talento humano hasta niveles insospechados y —aparentemente— puede parecer que tiene todo a favor para alcanzar el éxito, ¿por qué muchas de ellas fallan? Esa fue la pregunta que impulsó al “emprendedor serial” Bill Gross, fundador de Idea Lab y de varias otras compañías, a realizar una exhaustiva investigación para descubrir cuál era el factor clave que podía determinar el éxito o el fracaso de una empresa.
Gross encontró que los aspectos más importantes en la evolución de una start-up eran los siguientes:
- Tener una buena idea.
- Contar con un equipo de talento humano altamente calificado y con la capacidad de reponerse de los “golpes” que a veces propinan los clientes (en un sentido metafórico, claro). 😉
- Poseer un modelo de negocio que le permita generar ingresos.
- Disponer de acceso a fuentes de financiamiento.
- El momento de lanzamiento de la start-up o, en otras palabras, la habilidad de tener el olfato para salir al mercado en el momento justo: ni antes, ni después.
Para resumir la cuestión, aquí aplica el concepto de “los últimos serán los primeros”, ya que ese quinto aspecto, que ocupaba el último lugar en la lista de Gross, demostró finalmente ser el más importante. Luego de analizar cientos de compañías, tanto de su propio portafolio como de otros, llegó a la conclusión de que el factor más importante para el éxito de una start-up era el don del timing. Es decir, realizar su presentación en sociedad en el momento oportuno.
Desde mi propia experiencia, estoy totalmente de acuerdo con esto: el timing es crucial. Existen cientos de ejemplos de start-ups con ideas brillantes, ejecutadas por un dream team de expertos en sus áreas de desempeño, con modelos de negocio muy aceitados y un respaldo financiero fuerte, que fracasaron estrepitosamente. No obstante, considero que hay tres factores que también tienen una importancia capital en la performance de una start-up.
- En primer lugar, es fundamental crear algo que resuelva un problema real. Aunque esto parezca obvio, un simple ejercicio de observación demuestra que no lo es tanto. Muchas empresas no logran solucionar los verdaderos problemas de sus clientes, o no les aportan un valor que sea relevante para ellos.
- En segundo lugar, es necesario tener en cuenta si el problema es lo suficientemente grave como para que sea rentable tratar de resolverlo. A menudo va de la mano con el punto anterior, pero a veces se encuentran problemas que quizá, por más importantes que parezcan, resultan demasiado pequeños o insignificantes para sostener un negocio.
- Por último, y no menos importante, es necesario diseñar un plan de negocio sólido y ejecutarlo con precisión y rapidez de reflejos, iterando o pivotando de ser necesario.
Una vez cumplidas esas condiciones, el sentido de la oportunidad es, sin lugar a duda, un factor clave. He visto caer demasiadas empresas a raíz de un problema derivado de no haber sabido cómo tomar una decisión fundamental: cuándo lanzar el negocio. Me refiero a start-ups con un lanzamiento demasiado temprano (un problema común en el mundo de la tecnología disruptiva), y a muchas más aún que llegan muy tarde e intentan subirse a un tren que ya está colapsado (lanzando la red social número N después de Facebook, por ejemplo).
Desafortunadamente, elegir el momento oportuno es una tarea muy compleja, un arte que combina la experiencia profesional con un sexto sentido para los negocios y dotes muy agudos de análisis del mercado y de sus tendencias a futuro: en suma, una combinación muy difícil de lograr. A menudo, lo mejor que se puede hacer es analizar cuidadosamente la tecnología que utiliza la start-up y predecir el desarrollo de su relación precio/rendimiento. Al mismo tiempo, es importante monitorear el comportamiento y las preferencias de los clientes para entender cuándo se cruzan sus demandas con aquello que la start-up pretende ofrecer.
¿Cómo Saber Cuándo Lanzar una Start-Up?
Una cosa es segura: ¡nunca hay que subestimar el timing como un factor determinante en el éxito de negocio! Si estás en vías de desarrollar una start-up, te sugiero que analices tu producto/tecnología y descubras si estás cerca de ese mágico “momento justo” para darte a conocer. Para eso, puede resultar útil que te formules las siguientes preguntas, mencionadas por Gross en su charla TED:
- ¿Contás con evidencias fiables que demuestren que tu público objetivo está preparado para aprovechar tu idea?
- Si no es así, ¿cuánto tiempo estimás que te llevaría el proceso de “educar al cliente”? ¿Tenés los recursos necesarios para hacerlo? Y, lo más importante, ¿vale la pena realizar el esfuerzo?
- ¿Ya hay demasiada competencia en el rubro en el que pensás incursionar?
En síntesis, te recomiendo que trabajes en hacer realidad para tu start-up lo que expresa el dicho popular: llegar «en el lugar y en el momento adecuado». Observá tu producto o tecnología y determiná dónde te encontrás en ese sentido, y optimizá todo lo que sea necesario para que se cumpla esa vieja máxima: ¡jamás te olvides la importancia de ser oportuno en el mundo de los negocios digitales!